Clase extraescolar ¿una necesidad real o impuesta?

Durante mi infancia tuve la bendición de crecer en una familia numerosa, tengo 6 hermanos; donde después del colegio, habiendo hecho las tareas, podíamos disfrutar de jugar al aire libre, ya sea corriendo, subiendo a los arboles o jugando algún deporte ¡Que días tan divertidos! Se añoran con nostalgia.

Mis padres no nos inscribieron en clases extraescolares, no solo por lo que implica monetariamente, sino porque en esa época no existía la presión social de tener a tus hijos realizando alguna actividad artística, deportiva, musical, etc.

Los niños eran niños, su deber era hacer sus tareas y jugar, jugar y jugar… poner a funcionar su imaginación y creatividad al máximo.

Desde que soy madre, he sentido ese bombardeo de ideas que las amistades, los familiares y la televisión exponen sobre la importancia de que nuestros hijos desde pequeños asistan a clases de estimulación infantil, artísticas, musicales o deportivas

Un comentario muy escuchado entre las mamás: "entre más clases extraescolares tomen es mejor para ellos, puesto que les permitirán estar preparados para las exigencias del futuro". Lo triste es que muchas veces ni siquiera son clases que ellos disfrutan y no les queda tiempo para jugar.

Si los inscribes a una actividad extra por considerar que es suficiente con que asistan a una clase y es la que les gusta, te tildan de no buscar el máximo desarrollo de tus hijos, de no querer que sobresalgan en un mundo cada vez más competitivo. 

Debo confesar que al principio me deje llevar por esa presión y desde muy pequeños mis hijos han asistido a clases de estimulación infantil, deportivas o artísticas. 

Sé que el mundo ha cambiado, las exigencias son mayores y el ambiente de seguridad que en mi época de niña existía ha ido desapareciendo en algunos países latinoamericanos, por lo que esa libertad de jugar al aire libre es limitada. 

Otra razón que muchos padres exponen para "llenarles" las tardes con clases a sus hijos, es que prefieren que estén estudiando o haciendo deporte, a que estén sentados viendo TV o jugando vídeo juegos. 

Reflexionemos y seamos sinceros con nosotros mismos ¿no será que es más cómodo como padres llevarlos a sus clases y evitarnos el trabajo de inventar actividades divertidas en casa?

Considero importante que nuestros hijos realicen deportes, aprendan un idioma o toquen un instrumento, pero no es necesario ocupar todas sus tardes. ¡Dejémosles SER NIÑOS! la infancia pasa muy rápido.

Me encanta el vídeo ¿Bailamos?, que probablemente ya habrás visto, nos recuerda lo hermoso que es ser niños, lo importante de jugar, disfrutar la vida y de las actividades que realizamos.

Seamos flexibles y permitamos que ellos elijan el deporte, idioma o actividad que deseen realizar por las tardes y observaran un cambio enorme en la actitud de sus hijos, los verán más felices.

Centrémonos en desarrollar más las habilidades sociales y personales de nuestros hijos: resolución de problemas, manejo de emociones, asertividad, empatía, desarrollo de la creatividad e imaginación, de crear relaciones interpersonales sanas y trabajar en equipo. Serán la base para formar personas integras y capaces de enfrentar los desafíos que se les presenten en el futuro.


"Es vital que al educar el cerebro de nuestros hijos, no nos olvidemos de educar su corazón" Dalai Lama

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